Frontera sur del Mediterráneo, el visitante pronto percibe en el Sahara la escasez de vegetación y la monotonía de paisajes: a pesar de ser un territorio más extenso que Europa, registra poco más de un millar de especies vegetales, menos que cualquier provincia española, quizás de las cifras más bajas del planeta: es el Desierto.
La poca variabilidad de suelos y paisajes, la sequedad y las altas temperaturas han impedido el desarrollo de muchas especies, familias enteras, dejando solo aquellas que se han adaptado a las condiciones severas. Este hecho ha propiciado una flora singular, con una elevada proporción de especies endémicas adaptadas a las condiciones extremas y que es única en el mundo. Por ello, el visitante también percibe pronto que, a pesar de la falta de flora exuberante, hay otras especies menos llamativas, pequeñas a veces, pero que no ha visto nunca y que solo las verá aquí.
Fotos tomadas en el valle del Draa y valle del Ziz, en el sur de Marruecos, y en el sudeste ibérico, Almería principalmente, ese territorio donde el Sahara se proyecta en el continente europeo.